El Grupo Santander ganó el año pasado 6.220 millones de euros, la cifra más alta conseguida nunca por una empresa española y que estuvo impulsada por la incorporación a sus cuentas de la filial británica Abbey y, sobre todo, por las ventas de sus acciones en Unión Fenosa, Auna y Royal Bank of Scotland.
El presidente del grupo, Emilio Botín, se mostró en la presentación muy satisfecho de estos resultados, que suponen un crecimiento del 72,5 por ciento respecto al año anterior, pero no se da por vencido y quiere seguir incrementando el récord, a través de aumentos de negocio y también de nuevas compras.
Porque para Botín «no vale tener un crecimiento sobresaliente en los resultados, sino que es necesario aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado» para asegurarse el crecimiento a medio y largo plazo. La entidad no tiene todavía ninguna oportunidad sobre la mesa «porque si no ya la hubiera cogido», según su presidente, que no descarta que aparezca alguna este mismo año, incluso en Italia, de donde su más director competidor, el BBVA, ha decidido salir tras no poder hacerse con la BNL.
Además de las posibles compras, que no tienen por qué producirse este año -recalcó Botín-, el Santander tiene previsiones muy optimistas para el ejercicio actual, dado que ya empieza a ser patente la recuperación económica en la Zona Euro, donde los tipos subirán entre 0,5 y 0,75 puntos, y está previsto que Latinoamérica mantenga su fortaleza y crezca un 4 por ciento.