El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cerró filas ayer en torno al Estatut y pidió a los partidos catalanes un apoyo «entusiasta». Zapatero hizo estas consideraciones en su intervención ante el Consejo Nacional del PSC, reunido en Barcelona. El jefe del Ejecutivo pidió a los partidos, sin mencionar en ningún momento a ERC de forma explícita, que den su apoyo al Estatut pero «no resignadamente, sino con entusiasmo», y se mostró confiado en que «antes o después» todas las fuerzas políticas catalanas lo apoyarán.
Y dirigiéndose al PP aseguró que, aunque no lo apoye, en el futuro no propondrá su derogación ni su modificación y se demostrará que, con su actitud, no mostraba su preocupación por España, «sino por quién gobierna España».
Aseguró que el Estatut «no da a luz un nuevo modelo territorial en España, sino que pone luz al modelo territorial vigente que permite desarrollar la Constitución» porque facilita más autogobierno y aclara la relación entre el Gobierno central y el de la Generalitat.Sin hacer referencia concreta al discurso de Rodríguez Zapatero, el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira ha considerado que aún es posible llegar a un acuerdo sobre el Estatut: «Ni nación ni financiación se han arreglado bien, pero aún quedan posibilidades de hacerlo.
Para el dirigente de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, el discurso de Rodríguez Zapatero está «cargado de buenas intenciones, en algunas ocasiones es, incluso, angelical».
Sobre la hipotética entrada de CiU en el Gobierno central se ha referido el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, ante José Luis Rodríguez Zapatero: «Sería un fraude histórico que integrar a CiU en la gobernabilidad del Estado tuviese como precio poner en duda la mayoría progresista» en Catalunya, algo a lo que Maragall ya ha avanzado que se opondría.
El Partido Popular ha conseguido en el plazo de una semana más de 800.000 firmas a favor de celebrar un referéndum sobre el Estatuto catalán, según avanzó hoy el secretario general del PP, Angel Acebes, durante su visita a una mesa de recogida de firmas de Pozuelo de Alarcón (Madrid).