Miles de personas reclamaron ayer «derechos civiles y políticos» en un acto celebrado en Barakaldo (Vizcaya) en solidaridad con Batasuna, cuyo dirigente Arnaldo Otegi afirmó que la actual coyuntura política tendrá «cada vez mayores obstáculos» porque «nos acercamos irremisiblemente a un proceso de soluciones al conflicto en Euskal Herria». Otegi manifestó que «el pulso que se juega en estos momentos no es jurídico ni de aplicación estricta de la ley», sino que se trata de un pulso «entre aquellos que no quieren soluciones, que quieren alargar el conflicto y que le tienen miedo a Euskal Herria, y entre aquellos que hemos hecho una apuesta por ganar un escenario nuevo de democracia, justicia y libertad».
Con la presencia de representantes de distintas fuerzas políticas y sindicales nacionalistas vascas, y de otros partidos minoritarios de izquierdas de varias comunidades autónomas y de diversos países, como el Sinn Fein irlandés, el acto se desarrolló entre las cinco y las seis y media de la tarde en las inmediaciones del BEC, el mismo recinto en el que Batasuna había convocado su congreso, prohibido por la Audiencia Nacional.
En ausencia de incidentes, sin banderas o pancartas de Batasuna y sin más presencia policial visible que la de un helicóptero de la Ertzaintza que sobrevoló la zona, miles de personas fueron congregándose en las inmediaciones del BEC, junto al que se había levantado un escenario presidido por una única pancarta que pedía, en euskera, «derechos civiles y políticos».
Otegi, quien cerró el acto, sin hacer referencia al congreso prohibido por la Audiencia Nacional, afirmó que el hecho de que esta organización haya sido «ilegalizada una vez y suspendida dos veces» supone «una prueba palpable de que esa estrategia ha sido un absoluto y rotundo fracaso».