El presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró ayer que declaraciones como las del teniente general José Mena «no pasan porque sí» y añadió que existe «inquietud» en la sociedad, ya que el Gobierno está «jugando a la ruleta rusa» con el debate sobre la reforma del Estatut de Catalunya.
Tras la reunión del Comité de Dirección del PP, Rajoy exigió al Ejecutivo que explique «qué ha ocurrido para que hayan tenido que hacerse estas declaraciones» que, según recordó, no se producían «desde hace más de veinte años».
Recalcó que «independientemente del contenido» de las declaraciones en las que el teniente general dijo que las Fuerzas Armadas tendrían que intervenir si algún estatuto de autonomía sobrepasase los límites de la Constitución, «el derecho a la libertad de expresión de los militares es el que marca la ley, y la ley no le permite hacer este tipo de declaraciones».
Rajoy reiteró que pedirá la comparecencia en el Congreso de los Diputados del ministro de Defensa, José Bono, para que explique «si cree que tiene alguna responsabilidad» en este asunto y «si le da algún valor a sus declaraciones de que los militares no son mudos».
Rajoy se refirió así a unas declaraciones de Bono el pasado 3 de octubre cuando, a raíz de que el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general Félix Sanz Roldán, señalara que entre los militares hay «un gran interés» para que España «siga siendo patria común» de los españoles, salió en su defensa afirmando que el hecho de «que tenga uniforme no significa que tenga que permanecer mudo».Preguntado por las críticas sobre las declaraciones del secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, en las que afirmó que «pronunciamientos» como el de Mena son «inevitables», Rajoy insistió en que su posición «es sobradamente conocida» y en que «los militares no pueden hacer esas cosas porque así lo dice la ley».
El presidente del PP insistió en que el teniente general Mena fue nombrado jefe de la Fuerza Terrestre en un Consejo de ministros y recalcó que «lo fundamental» es que el debate sobre la reforma del Estatut y «el silencio sepulcral» de Zapatero «producen inquietud, incertidumbre, divisiones y tensiones».
Consideró «sorprendente» que se estén celebrando reuniones «secretas o casi secretas» entre «los que acordaron» el Estatut para volver a «acordarlo» y dijo que «lo lógico sería intentar acordarlo con aquellos que no lo acordaron».