La Sección primera de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó ayer a 2.775 años de prisión a los etarras Gorka Loran y Garikoitz Arruarte por haber colocado, el día de Nochebuena de 2003, una maleta bomba con 28 kilos de dinamita en el 'intercity' Irún-Madrid, con la intención de que estallara después de su llegada a la madrileña estación de Chamartín. La audiencia condena a los dos miembros de ETA por pertenencia a banda armada y y 184 homicidios terroristas en grado de tentativa -por los 180 pasajeros y 4 empleados de Renfe que iban en el tren en ese momento. También son culpables de un delito continuado de daños (por las bombas que colocaron en un punto de la línea férrea Zaragoza-Logroño, que sí llegó a explotar, y en otro de la de Zaragoza-Lérida, que fue desactivada) y otro de tenencia ilícita de armas.
Esta sentencia ejemplar, que además condena a los dos etarras a indemnizar a RENFE con 62.402,89 euros, afirma que aunque los etarras habían programado la bomba -que fue desactivada en la estación de Burgos- para que explotara cuando el tren estuviera ya vacío, «el artilugio podía haber estallado en cualquier momento anterior a causa de otra maleta o bulto que se colocara sobre él, por un golpe fortuito o al recibir una descarga eléctrica natural como la generada durante una tormenta o por el propio movimiento del tren».
En su resolución la Audiencia sostiene que de haberse producido la explosión -prevista por los terroristas para las 15:55 horas del día 23 de diciembre de 2003- dada la cantidad y potencia de la dinamita utilizada, hubieran fallecido todos los ocupantes del tren y todas las personas que se encontraran en los alrededores de la explosión. Un hecho del que, según el tribunal, eran «conscientes los procesados».