Los anfitriones, organizadores y expertos de la Cumbre Internacional sobre Terrorismo subrayaron ayer la necesidad de reforzar la cooperación internacional antiterrorista en torno a una estrategia consensuada, que respete la democracia, la legalidad internacional y los derechos humanos.
La Cumbre, organizada por el Club de Madrid, fue inaugurada ayer por los Príncipes de Asturias y en ella participarán una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, más de treinta ex gobernantes y unos 200 expertos, con el objetivo de acordar líneas de actuación concretas para mejorar la eficacia de la lucha contra el terrorismo y sus causas.
El recuerdo de las víctimas del 11-M estuvo presente en todas las intervenciones de la sesión inaugural, donde, junto al Príncipe, participaron el presidente del Club de Madrid, Fernando Henrique Cardoso, y el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, así como el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón, y la presidenta de la Comunidad Autónoma, Esperanza Aguirre. El Príncipe subrayó que la violencia terrorista es irreconciliable con la democracia, carece de justificación y su erradicación constituye un objetivo prioritario e inaplazable, «que reclama la unidad de todos los demócratas, el empleo de todos los instrumentos del Estado de Derecho y el refuerzo efectivo de la cooperación internacional».
En representación del Gobierno español, Bernardino León coincidió en que «ninguna causa o ideología, por legítima que sea, puede justificar el terrorismo» y apeló a la necesidad de basar la lucha antiterrorista en el consenso y la unidad internacional, sin atajos no democráticos, contexto en el que agradeció la asistencia a la cumbre del secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, en su condición de máximo representante del Club de Madrid, puso el énfasis en advertir de que la democracia «no puede reforzarse a nivel nacional para luego socavarla a nivel internacional» y se preguntó cómo es posible que «un líder mundial» hable de libertad cuando «impulsa políticas que restan fortaleza» a la ONU.