VIRGINIA ZAFRA-BILBAO
El presidente del BBVA, Francisco González, aprovechó ayer la Junta
de Accionistas del banco para dar por cerrada la página negra que
ha vivido la entidad en los últimos meses, demostrar su fortaleza
al frente del grupo y descartar la posibilidad de que un gran banco
lance una oferta hostil sobre el grupo.
Ésta era la primera vez que González aparecía en público desde que se produjo el frustrado asalto de Sacyr y desde que la Fiscalía Anticorrupción abrió «diligencias informativas» para analizar la venta de FG Valores a Merrill Lynch en 1996, unos movimientos que desde muchos ámbitos se han visto como un intento para desbancarle de la presidencia.
González aprovechó la oportunidad para dar por zanjada esta crisis y para defender el modelo de gobierno del BBVA, sin núcleo duro, «porque no lo necesitamos», y con una mayoría de consejeros independientes, para que defiendan por igual los intereses de todos los accionistas y no los intereses particulares de unos pocos.
Un núcleo duro no sirve para defender a una entidad frente a una operación hostil, enfatizó González, lo que hace falta es crear continuamente valor, como ha hecho el BBVA, que ha elevado tanto su precio que actualmente no existe nadie que tenga dinero para pagarlo sin acabar devastado en bolsa, añadió. Por tanto, FG está muy tranquilo, porque los «asuntos» que han incomodado a la entidad en los últimos meses están «superados» y han sido «un sueño de verano» y, al menos en los próximos cinco años, no prevé que llegue nadie más grande que Sacyr para atacar el banco.González también aprovechó ayer la Junta para cerrar las heridas que pudieran existir con el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, de quien se ha insinuado que habría participado en el asalto a la cúpula del banco. El consejero delegado «es una persona muy cercana a mí», sentenció González, y apostilló que con él comparte diariamente los avatares del banco.