EFE-SAN SEBASTIÀN
Dos monjes benedictinos fueron detenidos ayer en Lazkao (Guipúzcoa)
y Urt (Francia) por su supuesta relación con la organización
terrorista ETA, aunque horas después quedaron en libertad. La
operación policial desarrollada en Guipúzcoa por la Guardia Civil,
que actuó en virtud de una comisión rogatoria de la juez
antiterrorista francesa Laurence Le Vert, comenzó a las 12:00
horas, cuando agentes de paisano se personaron en el monasterio de
los benedictinos de Lazkao para interrogar al fraile Juan José
Agirre Begiristain, de 75 años.
Cuarenta minutos después se registró el arresto del monje Marcel Echandi en la abadía de Notre Dame de Belloc, en la localidad de Urt, explicaron fuentes próximas a la investigación. Según explicaron fuentes de la lucha antiterrorista, los dos monjes figuraban en los papeles incautados al máximo dirigente de ETA Mikel Albisu, «Mikel Antza», arrestado el pasado mes de octubre en Francia, como receptores de distintos paquetes que podrían contener documentación sobre la banda terrorista.
Juan José Agirre Begiristain es el responsable del principal archivo sobre la historia del País Vasco del siglo XX, ya que el religioso ha recopilado durante décadas todo tipo de libros, publicaciones periódicas y documentos de relevancia histórica editados en el País Vasco o relacionados de alguna manera con Euskadi. Conocidos y colaboradores del fraile explicaron que en este archivo se recibía periódicamente documentación de ETA, como sus boletines internos (Zutabe), que Agirre clasifica y custodia con la convicción de que «lo que hoy es política y terrorismo, mañana será historia».
Según estas fuentes, en este archivo, que el Gobierno Vasco ha ayudado a informatizar, constan documentos históricos como el acta fundacional de ETA o la de la escisión entre el PNV y EA, así como toda la documentación original sobre la historia de partidos como Euskadiko Ezkerra y de movimientos clandestinos de organizaciones vascas durante el franquismo.Historiadores, sociólogos e investigadores visitan frecuentemente la biblioteca del convento benedictino para utilizar sus fondos documentales en la elaboración de tesis doctorales y otros trabajos sobre la historia reciente del País Vasco.
Personas cercanas al benedictino indicaron que el propio Agirre había expresado su temor de que la custodia de los documentos de ETA pudiera comprometerle y llevarle a ser detenido, «sobre todo después de lo que pasó con Egunkaria». Tras cuatro horas de operación policial, la Guardia Civil abandonó el convento y Agirre quedó en libertad «a disposición de la Audiencia Nacional», según indicaron fuentes de la lucha antiterrorista, que matizaron que su presunta relación con ETA sería de «perfil bajo».