Para abrir el congreso, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, atendió la petición que le hizo el secretario general del PP, Mariano Rajoy, al encargarle un discurso de contenido político y pidió a los 3.028 compromisarios del partido un «ejercicio de realismo» para recuperar el Gobierno y el reconocimiento de que, pese los éxitos logrados durante ocho años de Gobierno, «algo hemos debido de hacer mal». Animó a los compromisarios a que no se encierren en la «melancolía» de la defensa de los logros pasados, ya que, en su opinión, la derrota electoral del 14 de marzo se explica no sólo por las circunstancias «dramáticas y absolutamente excepcionales» que supusieron los atentados del 11-M, sino también por «los malentendidos producidos en los últimos años» entre el PP y la sociedad española.
«Nuestra gestión ha sido buena, muy buena, pero quizá algo distante», dijo antes de considerar que quizá hubo fallos a la hora de transmitir el proyecto del partido.
El secretario general adjunto del PP, Angel Acebes, reconoció que en estos años «hemos cometido errores, claro. Tenemos cosas que mejorar, sí» y admitió la necesidad de hacer un esfuerzo de cercanía a los ciudadanos. No obstante, fue tajante al afirmar que ese esfuerzo debe hacerse «sin abdicar de nuestras convicciones y nunca, nunca en la dirección de los que buscan divisiones internas, debilitamiento general y amnesia colectiva».«Llevamos meses -dijo- recibiendo invitaciones individuales y colectivas a abandonar nuestros principios, a renegar de nuestros logros en aras a emprender el camino hacia el progresismo y la modernidad». También Jaime Mayor Oreja alertó sobre el peligro de que la formación caiga en el «error» de una «política revisionista» de los principios que inspiran al partido, y pidió a los asistentes al XV Congreso Nacional: «no nos dejemos contagiar por la nada y la falta de proyecto del PSOE».
El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, defendió la gestión del anterior Ejecutivo, especialmente tras los atentados del 11-M, «un ataque que cambió la mayoría de Gobierno», y atacó al PSOE y a su «gobierno radical de izquierdas incapaz de defender el interés general y que no puede tomar decisiones sin el visto bueno de un gobierno autonómico», en alusión a Catalunya.
Las críticas al Ejecutivo no fueron sólo de Zaplana y quizá el más duro fue Angel Acebes al acusar a José Luis Rodríguez Zapatero de organizar un «linchamiento» contra el PP y de practicar el revanchismo fomentando «el recuerdo del escenario que desembocó hace setenta años en una Guerra Civil».