Maragall recordó que la Constitución actual no denomina explícitamente a Catalunya, Euskadi o Galicia como nacionalidades y utiliza de forma genérica ese término junto al de regiones. Aseguró que el PP, para aceptar las reformas constitucionales, «sólo debe superar el síndrome Aznar», que consiste -dijo- «en que les ha costado tanto aceptar la Constitución que ahora la defienden con uñas y dientes y no quieren ni tocarla», y agradeció al ex presidente «haber hecho una aportación impagable, metiendo a toda la derecha española en una Constitución que no votó».
Además, la reforma constitucional si quiere contar con el beneplácito de Catalunya, según el dirigente catalán, deberá convertir el Senado en una Cámara territorial y tendrá que prever la representación de las regiones en Europa cuando se debatan asuntos en los que tienen competencia exclusiva, al igual que ocurre en Alemania.
No obstante, destacó su «convicción» de que esos requisitos serán «ampliamente compartidos», aunque advirtió de que el debate será «divertido» y «movido», y auguró que no será fácil en el PSOE «pero mucho menos en el PP».
Para Maragall, se abre a partir de ahora «un periodo decisivo, en el que todas las precauciones son pocas», lo cual no impide -matizó que los catalanes «acudamos a la cita estatutaria y constitucional con entusiasmo y confianza».