Un informe reservado de la Subdirección General de Operaciones de la Guardia Civil, fechado el 12 de marzo de 2003, alertó de que la guerra de Irak podría derivar en atentados terroristas de grupos extremistas musulmanes en territorio español. Este informe, que está ya en poder de la comisión de investigación de los atentados perpetrados el 11-M, pedía incluso aumentar las medidas de seguridad en algunos lugares estratégicos como las estaciones de tren, el objetivo que los terroristas escogieron para la matanza de Madrid.
Esta orden de servicio la dictó justo un año antes de los atentados del 11-M el subdirector general de operaciones de la Guardia Civil, el general Vicente Faustino Pellicer. El informe fue trasladado a los responsables políticos de las Fuerzas de Seguridad, incluyendo al secretario de Estado de Seguridad y al director general de la Guardia Civil, cargos que entonces ocupaban Ignacio Astarloa y Santiago López Valdivielso, ambos citados por la comisión de investigación.
El documento reservado explica que la guerra de Irak, entonces todavía sin comenzar, «aconseja adoptar una serie de medidas de seguridad en todo el territorio nacional para evitar actos de carácter ilícito que, en relación con dicho conflicto, puedan alterar la seguridad interna del país». En este sentido, además de movilizaciones y acciones de protesta por la guerra «no puede descartarse la comisión de actos ilícitos de diversa índole, incluso de carácter terrorista».
La Subdirección de Operaciones de la Guardia Civil incluía en este catálogo de delitos alteraciones de orden público y ataques cibernéticos, pero también «sabotajes y atentados terroristas, tanto en el interior del territorio nacional como en aquellos medios de transporte aéreo que, por la compañía a que pertenezca o por sus lugares de origen o destino, puedan considerarse especialmente amenazados».