El ministro de Defensa, José Bono, anunció ayer que el acuartelamiento español en Diwaniya pasará a manos del Ejército estadounidense entre los próximos días 15 y 17, poco antes de que todos los militares españoles hayan abandonado suelo iraquí. Bono también reveló que a las tropas españolas en Irak se les pidió «entregar vivo o muerto» a «determinado líder religioso», en referencia al radical chií Muqtada Al Sadr, algo a lo que el mando español se negó. De hecho, los máximos responsables militares españoles en el país árabe enviaron a comienzos de abril un informe al mando norteamericano en Bagdad en el que advertían que un mayor acoso a los fieles de Al Sadr desencadenaría un agravamiento de la situación y «una acción militar a gran escala».
La presencia de Muqtada Al Sadr es ya uno de los grandes quebraderos de cabeza de Estados Unidos en Irak. Al contingente español se le pidió que le entregará «vivo o muerto», pero la respuesta fue negativa. «Los países ocupantes pueden tener acciones ofensivas. Los países de la coalición, como es el caso de España, no pueden participar en acciones ofensivas y, por tanto, hemos dicho rotundamente que no estábamos dispuestos a entregar, como en algún momento se pedía, vivo o muerto, a determinado líder religioso», explicó Bono.
El titular de Defensa aseguró que las tropas españolas no van a seguir en Irak, «pero en el tiempo en el que estén, están sometidas a la legalidad internacional, que nos impide ser fuerza ocupante y ofensiva». «Estamos allí para ayudar a la pacificación», sentenció. Los máximos responsables militares españoles en Irak enviaron a comienzos de abril un informe al mando norteamericano en el que advertían que un mayor acoso a Al Sadr y a sus fieles agravaría la situación en Irak y traería consigo «una acción militar a gran escala».