El ex jefe de los inspectores de armamento de Naciones Unidas en Irak, Hans Blix, aseguró ayer que la ONU nunca dijo que en Irak hubiera armas de destrucción masiva y acusó a los gobiernos de estos países de haber hecho un análisis «muy pobre» a la hora de contrarrestar las pruebas sobre la existencia de este armamento.
Sin embargo, el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, insistió en que el Ejecutivo de Aznar se basó en las resoluciones de la ONU para intervenir en el conflicto.
«Creo que EE UU y Reino Unido no fueron suficientemente profundos en sus reflexiones, asumieron que los iraquíes tenían algo y, por consiguiente, tomaban cualquier cosa como una prueba. Fue una actitud analítica muy pobre», dijo Blix, recordando que los gobiernos de Bush y Blair se decidieron a atacar cuando «las inspecciones en ningún caso estaban en un callejón sin salida y deberían haber continuado».
Los argumentos que el Gobierno español señala claves para intervenir en la guerra contra Irak -la existencia de armas de destrucción masiva y la relación de Sadam con Al Qaeda, desmentidas hoy por hoy por sus socios Bush y Blair-, y que se basaron, según el Gobierno, en las resoluciones de la ONU, fueron puestos en duda por Blix.«En los informes se subrayaba que había muchos interrogantes y se dejaba abierta la posibilidad de que pudiera haber armas», dijo, recordando que en el Consejo de Seguridad había «una mayoría en contra de autorizar la guerra».