El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, sigue insistiendo en que es necesario reformar la Constitución. Y esta opinión es distinta de la del Gobierno central, que ha considerado «innecesario» e «inoportuno» tocar la Carta Magna. Fraga, aunque ve necesario reformar la Constitución, quiso dejar claro que su propuesta está muy lejos de los planteamientos del Plan Ibarretxe o ERC. Su objetivo, explicó, es «hacer la Constitución más ella misma», lo que supondría introducir reformar «dentro de las reglas de juego».
Cree el presidente gallego que hay reformas necesarias para perfeccionar la Carta Magna. Por ejemplo, ve «lógico» reformar el Senado y convertirlo en una auténtica Cámara territorial, «perfeccionar» la Administración única, o la participación de las autonomías en los órganos de decisión de la UE. Fraga admitió que no es el momento oportuno para hacer estos cambios, pero apostó por tenerlos «bien estudiados» para aplicarlos en cuanto sea posible.
«En estos momentos no es oportuno ni necesario plantearse reformas constitucionales». Así de tajante respondió a las palabras de Manuel Fraga el vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas. El también ministro de Presidencia insistió en la defensa de la Constitución, ya que sus 25 años de vigencia han sido «los mejores de nuestra historia», recalcó. El ministro de Defensa, Federico Trillo, matizó las palabras del presidente gallego. «Si se lee con atención lo que ha dicho Fraga, se verá que ha dicho que las propuestas que se están planteando son legítimas en la medida que aceptan el sistema y los procedimientos de la propia Constitución», aseguró, diferenciando la postura de Fraga de la del Plan Ibarretxe, «que claramente afrenta a la Constitución». También reinterpretó las palabras de Fraga el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga. Aseguró que reformar la Carta Magna «no es procedente» y que el presidente gallego se refería «a una adaptación a las nuevas exigencias sociales y no a un proceso de reforma en la misma letra», a «un proceso de mutación» más que a una reforma profunda.