OTR/EFE-BARCELONA
CiU y PSC, los dos principales partidos catalanes, afrontan la
retirada del actual 'president' y el «pospujolismo» sabiendo que
las encuestas auguran que ninguno tendrá mayoría suficiente y que
necesitarán pactar para poder gobernar, a sabiendas de que es ERC
quien puede tener la llave de la Generalitat. En el último día de
campaña, el líder socialista, Pasqual Maragall, elogió la
«dignidad» de Pujol «pese a su declive final» y volvió a pedir el
«voto perdido», al igual que Artur Mas. Mientras, ERC, al igual que
el resto de partidos, apeló al «voto útil» y el PP al de los
catalanes moderados.
El candidato del PSC proclamó ayer su voluntad de asumir el «legado» de los sucesivos presidentes del Gobierno catalán, «que hoy nos toca honrar, pero también preservar y agrandar». Maragall elogió la herencia de quienes han ocupado la máxima representación de las instituciones catalanas, incluyendo a Pujol, y se erigió en su continuador.
Además, Pasqual Maragall cerró anoche la campaña electoral animando a los electores progresistas a que «concentren» su voto en la «opción central del cambio», ya que estima que «no nos podemos permitir el lujo» de optar por el «matiz», en alusión a ERC e ICV. Mas, por su parte, pidió el «voto útil de los indecisos». En su último día de campaña, el líder convergente prometió complementar todas la pensiones no contributivas más bajas, al igual que se está haciendo ya con las pensiones de viudedad, pese a que el Gobierno central y el PSOE se oponen a esta medida en favor de la «radical igualdad» de las autonomías. Según Mas, la Generalitat «no puede abandonar su responsabilidad» en el campo de los servicios sociales, pero requirió la «colaboración íntima del tejido asociativo» para dar respuesta a las necesidades de toda la población necesitada. Mas cerró la campaña junto a Jordi Pujol prometiendo «fidelidad» al 'president' y a Catalunya. Por su parte, Pujol se despidió del electorado catalán, advirtiendo. «Haré camino a vuestro lado», enfatizó.