Artificieros de la Policía italiana desactivaron ayer una bomba colocada frente a la sede en Roma de la compañía aérea española Iberia, que podría haber causado daños «significativos», según dijo el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu.
El artefacto fue localizado por el vigilante del inmueble, situado en la calle Antonio Bortoloni del barrio romano de Parioli, que se percató de la presencia de un paquete con un envoltorio de color azul del que, al parecer, sobresalían dos cables.
Tras desalojar a las cuarenta personas que se encontraban en el edificio, que además de las oficinas centrales de Iberia alberga las de dos firmas bancarias, hacía mediodía se procedió a desactivar el objeto sospechoso con la ayuda de un robot.
La Policía informó de que la bomba estaba compuesta por una olla a presión con una cantidad no determinada de clorato de potasio y un mecanismo similar al de un temporizador, lo que fue corroborado luego por el ministro del Interior.
Fuentes del grupo especial de los Carabinieri que se ocupan de las investigaciones sobre terrorismo en Italia precisaron que es probable que el «paquete» fuera depositado durante la noche, «más con el objetivo de hacer una demostración de fuerza que de querer realmente que explotase».
Pisanu dijo que el tipo de artefacto y el hecho de que fuera dirigido contra Iberia «hace pensar en una autoría ya conocida, que no tardará en hacerse efectiva», en referencia al grupúsculo de orientación anarquista conocido como «Las Cinco C». Este grupo, llamado «Célula contra el Capital, la Cárcel, los Carceleros y sus Celdas», ya asumió el envió en diciembre pasado de tres libros bombas a la compañía aérea española y otros dos a la televisión pública italiana RAI y a la redacción barcelonesa del diario «El País».