Dos de los tres miembros «liberados» del «comando Barcelona» de ETA, Fernando García Jodrá y Lierni Armendariz, trataron ayer de exculpar a sus supuestos colaboradores, entre los que se encuentra la mallorquina Purificación Cárdenas, bien negando haberles conocido durante su estancia en la Ciudad Condal, o bien minusvalorando su presunto apoyo.
Ese fue el principal sentido de la declaración que prestaron los dos etarras que desde ayer están siendo juzgados en la Audiencia Nacional junto a un tercer «liberado», Ignacio Krutxaga, otros dos presuntos integrantes del «comando», Zigor Larredonda y Diego Sánchez Burria, y seis de sus supuestos colaboradores por los delitos genéricos de pertenencia o colaboración con banda armada, estragos terroristas y tenencia de armas y explosivos.
El primero en declarar fue García Jodrá, quien sólo se prestó a contestar al interrogatorio de las defensas, y a preguntas del abogado de Sánchez Burria, hijo de un comisario de Policía, explicó que entró en contacto con él a través de Marina Bernardó, supuesta colaboradora que se encuentra huida, que se lo señaló cuando le vieron paseando por la calle con su perro.
Le propuso entonces colaborar con el comando, al que habían denominado «Gaztelugazte», y, aunque al principio se mostró dudoso, finalmente accedió, por lo que le pidió que elaborara informaciones concretas sobre distintas personalidades que vivieran en Catalunya, pero, según dijo, nunca se las entregó y siempre ponía alguna excusa para justificar la falta de informaciones.