EFE/EUROPA PRESS-ZARAGOZA
Más de cien mil aragoneses participaron ayer en la plaza del Pilar
de Zaragoza en la Fiesta del Agua, un acto lúdico y reivindicativo
en el que se rechazó, una vez más, el trasvase del Ebro que incluye
el Plan Hidrológico Nacional (PHN). La Fiesta del Agua, convocada
por el Gobierno de Aragón, en el marco de las fiestas del Pilar, y
apoyada por empresarios y sindicatos, comenzó con actuaciones
musicales y finalizó con la lectura de un Manifiesto, a cargo del
cantautor aragonés Joaquín Carbonell, en el que se pide dignidad y
respeto para Aragón.
«No estamos en guerra con nadie. No van a lograr que nos enfrentemos a valencianos o murcianos», leyó Carbonell, entre los aplausos de los asistentes que interrumpieron en varias ocasiones la lectura de este Manifiesto consensuado por los organizadores. En la concentración los participantes portaban pancartas contra el trasvase del Ebro y algunos empujaban un barco en cuya vela se leía «Por una nueva Cultura del Agua».
Bajo el lema «Aragón, Agua y Futuro», en la Fiesta del Agua participó todo el equipo del gobierno aragonés, encabezado por su presidente, Marcelino Iglesias, además del alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y representantes de los partidos políticos, excepto el PP, de empresarios y de sindicatos aragoneses. El presidente del gobierno aragonés señaló a los medios que el trasvase del Ebro es «una barbaridad» y que «hay soluciones mucho mejores y más económicas» para resolver el problema del agua en Levante.