Francisco Bravo, constructor y militante del PP, no quiso declarar ante la comisión de investigación, amparándose en la Constitución y en los procesos judiciales abiertos. Sí habló en el turno previo de alegaciones, y lo hizo para desmarcarse de la traición al PSOE de Eduardo Tamayo. El portavoz popular, Antonio Beteta, llegó a amenazarle con la apertura de un expediente informativo si no declaraba, pero luego rectificó e incluso elogió la actitud del compareciente por no participar en lo que consideró «una farsa».
Bravo sólo declaró en su turno de alegaciones previas a los interrogatorios. El constructor y militante del PP aseguró que no tiene nada que ver con ninguna trama y que su relación con el diputado traidor Eduardo Tamayo es «profesional». «Me limité a hacerle unas reservas hoteleras», dijo, de la habitación que utilizó el ahora portavoz del Grupo Mixto en la Asamblea de Madrid el día que traicionó al PSOE. Explicó que su decisión de no declarar está motivada en el artículo 24 de la Constitución española y por los procesos judiciales que hay abiertos y en los que, explicó, no quiere interferir.
En su primera intervención Beteta aseguró que ningún militante del PP puede estar inmerso en asuntos turbios, por lo que rogó a Bravo que, «si no tiene nada que ocultar» y para no «dar la razón a los socialistas», contestara a las preguntas de los grupos, e incluso le advirtió con la apertura de un expediente informativo por parte de los órganos del partido.