El artefacto colocado por ETA en un coche bomba aparcado junto a una subestación de Iberdrola en Bilbao estaba compuesto por quince kilogramos de «titadyne» y era una trampa preparada para que les explotara a los artificieros que la desactivaran, informaron fuentes de Interior del Gobierno Vasco.
Según Interior, el objetivo del atentado no serían, por tanto, las instalaciones que la empresa Iberdrola tiene el bilbaíno barrio de San Adrián, junto a las que estaba estacionado el vehículo, sino los propios desactivadores de la Policía vasca.
El explosivo se hallaba en una olla, que en realidad no contenía el sistema de activación, sino que éste se encontraba bajo la misma y consistía en un dispositivo de mercurio, preparado para hacer explotar el artefacto cuando éste fuera retirado por los artificieros.
Las mismas fuentes indicaron que junto al dispositivo se hallaba una inscripción que decía «ésta os la vais a comer vosotros, cabrones».