El príncipe Felipe mostró ayer su solidaridad con los gallegos visitando a pie de playa varios puntos afectados por la marea negra del 'Prestige', saludando a alcaldes y cofrades de las Rías Baixas y degustando mejillones. El Príncipe visitó diferentes localidades de las Rías Baixas. Por la mañana, don Felipe llegó a la lonja de Portonovo, en la ría de Pontevedra, acompañado por el presidente de la Xunta, Manuel Fraga y el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas.
Una vez allí, el Príncipe saludó personalmente a los alcaldes de Vilaboa, Poio, Pontevedra, Cangas, Baiona, Marín, Redondela, Sanxenxo y A Guarda. Además, habló con los representantes de las cofradías de las rías de Vigo y Pontevedra. Don Felipe afirmó que lo importante ante esta catástrofe es «aunar esfuerzos».
Los alcaldes socialistas le mostraron sus quejas por la falta de medios, mientras que los del PP destacaron los esfuerzos y los logros que se están consiguiendo. Después de visitar la lonja, el Príncipe visitó una de las casetas donde comen los voluntarios. Tras saludar a las mujeres y los trabajadores, se comió uno de los mejillones preparados para los voluntarios.
Después, el Príncipe, acompañado por Fraga y Matas, se subió a una embarcación de la Guardia Civil que lo trasladó a la isla de Ons, donde vio los trabajos de limpieza. Por la tarde, se desplazó a la lonja de Aguiño. A su llegada, se encontró con cientos de personas que coreaban consignas de protesta por el vertido y exigían dimisiones políticas.