El día después de la intervención militar de desalojo de los marroquíes que ocupaban la isla de Perejil, el Gobierno reiteró su deseo de volver cuanto antes a la normalidad anterior y al diálogo con Marruecos. El presidente del Gobierno, José María Aznar, informó de que ha dado instrucciones de mantener contactos con Marruecos para que la isla de Perejil recobre su «status quo» anterior al 11 de julio y reiteró que España no acepta «hechos consumados» ni busca «tensiones indefinidas que a nadie interesan».
Aznar insistió en el interés español por tener las mejores relaciones con Marruecos pero para eso la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, advirtió de que España espera del rey Mohamed VI o de su Gobierno «una declaración tajante», sin «fisuras» ni «ambigüedades», que permita garantizar que no se va a producir en la isla de Perejil una «vuelta subrepticia» a la ocupación marroquí. Palacio calificó de «declaración gruesa» la afirmación de su colega marroquí, Mohamed Benaissa, de que la acción militar española equivale a «una declaración de guerra» e insistió en que España «quiere irse cuanto antes del islote», pero necesita para ello la garantía de que, cuando lo haga, «no entren de nuevo» tropas marroquíes.
El ministro de Defensa, Federico Trillo, afirmó que espera que la Legión permanezca en el islote «lo menos posible», dijo que el nombre dado a la operación («Romeo Sierra») corresponde, en terminología de la OTAN, a las siglas que definen ese objetivo (RS) «restablecimiento de la situación», y negó que la presencia de tropas españolas en la isla rompa ahora el «statu quo». Trillo aseguró que la operación «militar de los Ejércitos de España» de desalojo del islote Perejil «no podía terminar de otra manera ni hubiera sido digno hacerlo de otra manera que poniendo la bandera de España en lo alto de la isla». «Nadie me ha manifestado otra cosa que no sea emoción, entusiasmo y apoyo», dijo. Otros miembros del Gobierno y de la Administración se refirieron ayer a las posibles consecuencias económicas y sociales, como el ministro de Economía, Rodrigo Rato, quien aseguró que España «en ningún caso» tomará represalias comerciales contra Marruecos. En ese sentido, el secretario general de Turismo, Juan José Güemes, dijo que Marruecos es un destino turístico «seguro» y un país «amigo» para el cual el desarrollo del turismo supone un avance en el ámbito político, económico y social.
A juicio, del ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, la «inmensa mayoría» de los españoles apoya la «inteligencia y firmeza» con que el Gobierno ha sabido defender los intereses nacionales en el conflicto con Marruecos. En Bergondo (La Coruña), el ministro de Justicia, José María Michavila, manifestó que el Gobierno «ha restablecido la legalidad» y apuntó que a partir de ahora hay que abordar la situación «con serenidad y rigor» y seguir trabajando por la vía diplomática. En Galapagar (Madrid), el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que no hay que tener «ningún complejo en decir sí al Gobierno, siendo oposición», cuando el Ejecutivo «hace una cosa razonable y para los intereses del país». Por su parte, el eurodiputado de CiU, Pere Esteve, criticó «las prioridades contradictorias» que se marcó la presidencia española de la UE respecto a los países del Magreb, ha calificado de «errónea y miope» la negociación sobre Gibraltar y ha opinado que la crisis de Perejil es una advertencia de que hay que cambiar de política exterior.