El Congreso convalidó ayer el Decreto-Ley de reforma de la protección por desempleo gracias a la mayoría del PP, único grupo que votó favorablemente el texto, mientras que sus socios CiU y Coalición Canaria se abstuvieron, y el resto de los grupos pidieron su devolución al Gobierno. En una segunda votación, el pleno aprobó por unanimidad tramitar el texto como proyecto de ley para que los grupos puedan presentar enmiendas al texto.
Para ese trámite parlamentario, CiU emplazó al PP a negociar con «flexibilidad y capacidad de entendimiento» la corrección de los puntos del decreto que pueden ser mejorados, mientras que CC advirtió de que si el Gobierno no acepta las enmiendas «claras y contundentes» de su grupo, votará en contra.
En su discurso, el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, hizo numerosas comparaciones entre las actuaciones del Gobierno del PP y las del PSOE, y criticó que «algunas fuerzas políticas» hayan querido «mediatizar» la reforma para hacer de ella «un campo de batalla» aun a «expensas del bien y del interés general». «Si otros prefieren actuar de manera reactiva y planteando el conflicto deberán asumir sus consecuencias», advirtió.
El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, defendió los motivos del 20-J y dijo que «esta medida tenía que ser respondida y ustedes lo sabían», dijo, porque no se han dejado «ni un sólo sector sin tocar a la baja». Al comienzo del debate, que siguieron desde la tribuna varios representantes sindicales, los diputados de IU exhibieron desde sus escaños carteles de apoyo a la huelga del 20 de junio. En la entrada del Congreso piquetes repartieron panfletos sobre la huelga a los diputados.
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró que el Gobierno se ha quedado sólo en el Parlamento y se va a quedar más sólo en la calle», y aconsejó a José María Aznar que cambie «el ritmo y el tono» y facilite el diálogo.