Aznar dejó clara su postura y la del Gobierno, tras conocerse la posición definitiva de la Conferencia Episcopal sobre la pastoral de los obispos vascos. Y lo hizo restando importancia al comunicado de la Iglesia, en el que censuraba las críticas que han salido sobre todo del Gobierno a la carta pastoral.
Según explicó, el Gobierno «no tiene que modificar su posición» porque cuenta con el respaldo de la amplia mayoría del Congreso de los Diputados y también con el de los ciudadanos. Aznar aseguró que los tres obispos vascos están contra la ilegalización de Batasuna porque entienden que «es una decisión contraproducente, que puede producir consecuencias negativas globalmente y también para los amenazados o para las víctimas».
El comunicado posterior de la Conferencia Episcopal, añadió, no cambia «el origen del problema», es decir, la pastoral. Aznar consideró que las críticas vertidas desde el Gobierno son «perfectamente legítimas» sobre todo porque es la opinión de la mayoría de los españoles. «Que cada cual asuma su responsabilidad ante la sociedad española y los ciudadanos», fue el mensaje que Aznar lanzó a la Iglesia para concluir.
«Sería conveniente que la Iglesia reflexionara, pero no en lo que se refiere a sus relaciones con el Gobierno, que nadie se equivoque, sino ante sus planteamientos ante los españoles, que mayoritariamente apoyan la ilegalización de Batasuna», dijo Pío Cabanillas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Recordó que el 95 por ciento del Congreso "entre los que hay 19 diputados vascos" ha respaldado la reforma de la Ley de Partidos y aseguró que la legitimidad del Gobierno para impulsar normas que puedan ilegalizar partidos que respalden la violencia «nadie la puede contestar». Dijo que el Gobierno «no entiende, ni considera, ni busca» un conflicto con la Conferencia Episcopal, pero precisó que la «raíz del problema», la pastoral de los obispos vascos, sigue siendo «idéntica»