Pese a constatar que «existen importantes dificultades por superar», los Gobiernos del Reino Unido y España acordaron ayer mantener su compromiso de llegar a un acuerdo sobre el futuro de Gibraltar «en el curso del verano». En un comunicado conjunto emitido al término de su reunión informal en Londres, los ministros de Asuntos Exteriores británico, Jack Straw, y español, Josep Piqué, acordaron celebrar una nueva ronda del denominado Proceso de Bruselas «a finales de junio o comienzos de julio próximo».
Los ministros, que aseguraron haber «avanzado mucho desde julio de 2001», precisaron en el comunicado: «Mantenemos en pie el compromiso de llegar a un acuerdo en el curso del verano, al mismo tiempo que constatamos que todavía existen importantes dificultades por superar». En la declaración conjunta, ambos ministros resaltaron que las conversaciones de ayer «se han desarrollado en un ambiente amistoso y constructivo». En el «almuerzo de trabajo», Piqué y Straw prepararon también la agenda de la reunión que tendrán el próximo lunes, en Londres, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, y el Primer Ministro británico, Tony Blair.
La entrevista de ayer entre los titulares de Exteriores se celebró en Carlton House, residencia oficial de Straw, y duró más de dos horas. Antes de comenzar la reunión, Straw y Piqué posaron sonrientes para las cámaras de televisión y al término del encuentro el ministro británico salió a la puerta del edificio para despedir a su colega español. Tanto Piqué como Straw, hicieron hincapié en que se ha avanzado «mucho» en las negociaciones sobre el futuro de Gibraltar desde que se retomaron las conversaciones del Proceso de Bruselas en julio de 2001.
Durante el almuerzo, Piqué y Straw intentaron superar las recientes dificultades surgidas en el último tramo de la negociación sobre el futuro de Gibraltar. Según fuentes diplomáticas, los dos ministros estuvieron solos. El formato de la reunión, sin una agenda predeterminada, permitió a los ministros abordar las consecuencias que para el curso de la negociación puede tener la división surgida en el seno del Ejecutivo británico tras el malestar expresado por el ministro de Defensa respecto a la inclusión de la base militar del Peñón en un virtual acuerdo. Con este telón de fondo, el Partido Conservador británico reclamaba suspender las negociaciones con Madrid.