El secretario de Estado de Hacienda, Estanislao Rodríguez-Ponga, aseguró ayer que los ministros de Economía y de Hacienda le respaldan, por lo que ni va a dimitir, ni ha puesto su cargo a disposición del ministro Cristóbal Montoro ni el Gobierno prepara su sustitución por el caso de las cuentas secretas del BBV, entidad de la que fue asesor fiscal internacional de 1992 a 1997. Toda la oposición, excepto CiU, encabezada por el PSOE, aprovechó la comparecencia del secretario de Estado en el Congreso para instarle a que dimita y aconsejar al Gobierno que le cese y el respondió que su función en el banco era la de «un trabajador mas», incluído en convenio y apuntó que, si una empresa quiere hacer un fraude fiscal no consulta a sus asesores, que siempre aconsejan de acuerdo con la ley.
Rodríguez-Ponga recordó que él es un inspector de Hacienda del Estado que ingresó en el Cuerpo en 1982, que después pasó una etapa en la empresa privada y que, en 2000, pidió el reingreso en Hacienda. Calificó de «calumnias» las insinuaciones de que quienes creen que él conocía la existencia de las cuentas secretas antes de que se destapara el caso. Unas insinuaciones que atribuye a un deseo de desviar la atención, porque «posiblemente algún partido tenga algo que ocultar en este asunto».
Posteriormente, ante la comisión y a instancia de los grupos parlamentarios, Rodríguez-Ponga aseguró que se siente «absoluta y totalmente» respaldado por Rodrigo Rato y Cristóbal Montoro y precisó que, en la etapa en la que trabajó para el BBV, no tuvo conocimiento de la existencia de las cuentas secretas porque ni su categoría laboral ni sus funciones ni su puesto de trabajo se lo permitían. Añadió que en la entidad financiera él era un simple trabajador más de la asesoría fiscal del banco, con categoría de convenio y lejos de puestos de alta dirección.