El nuevo «comando Nafarroa» de ETA fue desarticulado la madrugada del jueves por la Guardia Civil con la detención en Navarra de seis presuntos etarras «legales» "no fichados" que iban a empezar a actuar ya contra objetivos concretos, de los que habían obtenido información tras diversos seguimientos. Según fuentes jurídicas, los terroristas ya habían realizado vigilancias sobre un funcionario de Prisiones. Tanto el ministro de Interior, Mariano Rajoy, como el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, destacaron que este nuevo comando tenía «objetivos muy precisos» sobre los que actuar, aunque no desvelaron cuáles.
No obstante, Valdivielso, al ser preguntado por si la vigilancia que este grupo había realizado en torno a la prisión de Pamplona indicaba que pensaban atentar contra un funcionario de este centro, señaló que los detenidos también habían vigilado otros lugares de la capital navarra. Probablemente, los etarras pretendían atentar con la bomba-lapa ya montada que las fuerzas de seguridad hallaron en uno de los cuatro registros practicados, junto a tres pistolas preparadas, otras armas, munición, material electrónico, diversa documentación, entre ella mapas, además de linternas, prismáticos, guantes y pasamontañas, entre otros objetos.
La bomba-lapa era de similares características a la colocada el año pasado en el vehículo del subteniente del Ejército José Díaz Pareja, que no explosionó. La Guardia Civil desbarató los planes del comando, que ya había cesado en las vigilancias que venía realizando en las últimas semanas, por lo que podía atentar en cualquier momento, «hoy o dentro de siete días», en palabras de Rajoy. Al parecer, el comando aún no había llegado a actuar, aunque este extremo se está investigando. Los detenidos son los hermanos Miguel Javier e Ibai Ayensa Laborda, Iratxe Sanz Ganuza, María Couso Sagardia, Francisco Ruiz Romero y Eneka Royo Martínez, algunos de los cuales fueron miembros relevantes de Jarrai "rama juvenil de ETA" y habían participado en actos de 'kale borroka', por los que habían sido arrestados.
Según las investigaciones, agentes de la Guardia Civil que realizaban tareas de contravigilancia en torno a posibles objetivos de ETA que no cuentan con escolta permanente, sospecharon que los presuntos etarras iban a cometer un atentado de forma inminente porque habían cesado en las vigilancias que venían realizando en las últimas semanas. Fuentes jurídicas señalaron que la operación se inició cuando la Guardia Civil, responsable de la seguridad de los centros penitenciarios, observó que varias personas llevaban a cabo vigilancias en los alrededores de la prisión de Pamplona.
El instituto armado retuvo los datos del coche que utilizaban los sospechosos y comenzó a seguirles, comprobando que empleaban otros vehículos y una furgoneta para vigilar la zona del parque de la Media Luna de la capital navarra y los alrededores de la Audiencia Provincial. En los últimos días, los presuntos etarras cesaron en su actividad y dejaron estacionados los vehículos, lo que hizo sospechar a los agentes de que ya habían fijado su objetivo y pretendían realizar un atentado. El ministro aseguró que se trata de «un golpe muy serio» a la infraestructura de ETA en Navarra, aunque indicó que en estos momentos no se podía afirmar que se ha desmantelado completamente la estructura en esa comunidad.