El consejero vasco de Interior, Javier Balza, consideró ayer una «auténtica injusticia» las críticas de los sindicatos de la Ertzaintza hacia los mandos de esta policía y reiteró la necesidad de ampliar el número de agentes en 500, ante la convicción de que la Ertzaintza es «objetivo prioritario de ETA». Balza aseguró que su Departamento está adoptando medidas «técnicas, de revisión de tácticas operativas y de formas de trabajo», para reforzar la seguridad de los ertzainas desde marzo, cuando ETA asesinó a Iñaki Totorika.
Señaló que acudía al encuentro con las centrales sindicales de la Ertzaintza «con el talante de reforzar el trabajo que estamos llevando a cabo, convencido de que estamos ante una situación de riesgo real, como lo es la vida de un policía en un país con una organización terrorista». Balza calificó como una «auténtica injusticia» que los sindicatos hayan centrado sus criticas en los mandos de la Ertzaintza y destacó la «alta hipoteca personal» que están pagando, por lo que añadió que «lo único que tienen es mi apoyo». «Los mandos son ertzainas que llevan sufriendo en sus propias carnes la amenaza de ser objetivo terrorista desde hace por lo menos diez años».
Incidió en que «no está ni tan siquiera en la capacidad de decisión de este consejero, el que un mando lo sea o no» porque recordó que no se trata de «elecciones arbitrarias, sino de una cadena de mano acreditada». Volvió a plantear, «en la situación actual de la ofensiva terrorista», la necesidad de incrementar el número de ertzainas en quinientos, hasta llegar a los ocho mil, aunque se mostró «flexible», al señalar que su Departamento está dispuesto a ampliar este dispositivo «en partes», para poder ir formando a los agentes. También adelantó que la revisión de las tácticas operativas de la Policía Vasca debe acompañarse de «medidas de seguridad propias».
En la reunión, que proseguía a la hora de cerrar esta edición los sindicatos exigieron a Balza medidas para reforzar la seguridad de los agentes y que «acabe con la situación de indefensión e inseguridad que está abocando a los ertzainas a morir desempeñando su labor».