El ministro de Economía, Rodrigo Rato, acusó ayer al PSOE de condicionar la renovación de los órganos constitucionales a que el portavoz socialista en el Parlamento de Castilla y León, Jaime González, ocupara un puesto en la Comisión Nacional de la Energía. Rato hizo esta acusación durante la sesión de control al Gobierno, donde el portavoz del PSOE, Jesús Caldera, le preguntó por qué había nombrado a Enrique Giménez Reyna, a Pilar Valiente y a Luis Ramallo y le espetó que tiene «un problema» con el caso Gescartera.
En su respuesta, el ministro aseguró que sí que tiene un problema, pero que ese problema «se llama la Comisión Nacional de la Energía», para la que, según dijo, «me dicen que tengo que elegir como vocal a un ingeniero agrónomo y que es una condición sin la cual ustedes no están dispuestos a renovar ninguno de los órganos constitucionales». «Y la cualidad del ingeniero agrónomo, que se llama Jaime González González, es ser amigo de Rodríguez Zapatero y ser de León», agregó Rato. Las reacciones no se hicieron esperar. El PSOE considera que el PP y el Gobierno deberían salir al paso de las afirmaciones de Rato, pues a su juicio cuestionan el pacto para la renovación de los órganos constitucionales que negociaron los portavoces parlamementarios y contó con el aval del propio Aznar.
Para el PSOE, las palabras de Rato contradicen la posición que mantenían los negociadores del PP, pues se había acordado la incorporación de González a la comisión de Energía, facilitando así el desbloqueo de la renovación del Tribunal de Cuentas, donde el PSOE pretendía proponerlo desde el principio. Fuentes del PP señalaron que tanto el secretario general, Javier Arenas, como el portavoz del Grupo Popular, Luis De Grandes, se pusieron en contacto con la dirección de los socialistas para garantizarles que el acuerdo sigue vigente. Para «tranquilizar» a los socialistas, se les recalcó que un debate parlamentario no puede «empañar» el alcance e importancia de los acuerdos alcanzados.