El sector turístico se muestra preocupado por los efectos que pueden tener los últimos atentados a intereses turísticos que este año se han dirigido contra la Costa Bravam el AVE y, el pasado sábado, contra Salou. El presidente del Patronato de Turismo de Salou, Xavier Moret, ha apuntado que estos actos terroristas afectan no sólo al turismo en Cataluña sino en toda España.
El presidente de la asociación de hoteleros Salou, Pineda y Cambrils, Salvador Pellicer, por su parte, señaló ayer que no ha habido cancelaciones en la zona de momento, pero que las repercusiones se notarán en los próximos días. Los hoteleros se pondrán en contacto con los corresponsales de la Generalitat en el extranjero para que les ayuden a tranquilizar la situación, un contacto que también mantendrán con los touroperadores, que el sábado llamaron para pedir información de la situación. La preocupación del sector se debe, en gran medida, al reflejo que las acciones de ETA tienen en la prensa europea. De hecho, los diarios sensacionalistas europeos destacaban ayer la campaña de ETA contra los interereses turísticos.
Así, el diario alemán «Bild» (autor de las campañas contra la ecotasa) abrió la edición de ayer con el titular «España: el terror de las bombas contra los turistas». Además, recordaba las últimas acciones de la banda en zonas turísticas y que éstas responden a una amenaza de ETA hecha la primavera pasada. Otro diario germánico, pero suizo, también enfocó el tema de la misma manera, mientras que los diarios ingleses, como el «Sunday Times» y el «Sunday Telegraph» destacaron que hubo heridos británicos.
Mientras, la Guardia Civil informó ayer de que el atentado con coche-bomba perpetrado el sábado en Salou es obra de un apéndice de los comandos Vizcaya o Guipúzcoa desplazados puntualmente a la localidad y no de un grupo que haya tomado la provincia como lugar de operaciones y se haya establecido. El director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, basó sus sospechas en el hecho de que el vehículo utilizado por ETA había sido robado en la localidad vizcaína de Ondarroa.