El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, desea recuperar en esta legislatura la importancia presupuestaria que perdió su Ministerio en las últimas décadas e incrementar el número de diplomáticos del servicio exterior español hasta un nivel acorde con el resto de países de su entorno. Piqué se declara consciente de las necesidades de restricción presupuestaria, pero cree preciso que la política exterior supere su «inadecuación» entre los «medios humanos y materiales» de que dispone y los nuevos objetivos de España, convertida ya en una «potencia media» cada vez más presente en ámbitos internacionales a los que históricamente era ajena.
A los tradicionales ejes estratégicos de la UE, el Mediterráneo e Iberoamérica, España ha sumado «nuevas ambiciones» en regiones como el centro y este de Europa, Asia-Pacífico y Africa subsahariana, así como una relación «mucho más estrecha» con Estados Unidos. Por ello, el ministro aspira a reforzar el servicio exterior con el objetivo de que, al final de la presente legislatura, alcance un nivel «realmente adecuado» a sus nuevos retos, para lo que considera preciso que la participación del Ministerio de Exteriores en los Presupuestos Generales del Estado, actualmente del 0'57%, recupere la cota de los años setenta, próxima al 0'7%.
Del mismo modo, defiende la necesidad de que el número actual de 697 diplomáticos españoles, «prácticamente el mismo» que hace 25 años, crezca hasta un nivel acorde con el de los países del entorno de España, lo que supondría acercarlo al millar. Respecto a la presidencia española de la UE que comienza el próximo 1 de enero, Piqué destaca que trabajará en un marco definido por la implantación definitiva del euro, por la «fase final» de las negociaciones de adhesión con 10 países que tienen posibilidades de completar este proceso «como máximo a principios del 2003» y por «la puesta en marcha estructurada del debate sobre el futuro de Europa».