Las cifras que invertirá el Gobierno en el nuevo modelo de financiación autonómica sigue siendo el punto de confrontación entre las fuerzas políticas. Ayer el presidente del Gobierno, José María Aznar, retó a los socialistas a aclarar si estarían dispuestos a subir los impuestos o a invertir menos en infraestructura o educación para sufragar la financiación. Desde el PSOE se ha contestado al embite del presidente con una acusación. Su secretario de Libertades Públicas y desarrollo Autonómico, Juan Fernando López Aguilar, acusó a Aznar de intentar crear un falso debate al vincular la negociación del nuevo sistema a una hipotética subida de impuestos.
Aznar pidió ayer «por favor» que se pongan las cosas en sus justos puntos porque «no se le puede pedir al Gobierno que ponga encima de la mesa 500.000 millones de pesetas para destinarlos al nuevo sistema de financiación autonómica», porque para ello tendría que subir los impuestos o dejar de invertir en infraestructuras o educación. Así, pasó la pelota a los socialistas para que digan claramente si ellos estarían dispuestos a dar ese paso.
El presidente del Gobierno dejó claro que él no es partidario ni de subir los impuestos, ni de dejar al país sin educación, pensiones o infraestructuras. Así, respaldó el esquema propuesto por su gabinete como el más razonable y volvió indirectamente a atacar al PSOE. «Si alguien quiere plantear dificultades, pues lo siento mucho, pero vamos a hacer todo el esfuerzo para que sea un sistema válido para todos, suficiente y estable», dijo.
El nuevo modelo, según Aznar, deberá ser estable y adaptarse a los principios de suficiencia, corresponsabilidad y solidaridad. Además defendió la estabilidad presupuestaria en un país saneado, para explicar que sólo así se puede introducir más dinero en la financiación autonómica. Para Aznar un país descentralizado al 60% de su gasto no puede funcionar sin estos parámetros y «quien piense lo contrario se sitúa fuera de la realidad», aseguró.