Gobierno, sindicatos y patronal se reunirán hoy en el Ministerio de Trabajo para iniciar el proceso de discusión de la reforma de la negociación colectiva. El Ejecutivo en un principio no tiene previsto intervenir, aunque el presidente del Gobierno, José María Aznar ya ha advertido que, si no hay acuerdo antes de septiembre, mes en el que se presentarán los Presupuestos del Estado, su gabinete tendrá que actuar «dentro de unos parámetros política y socialmente razonables». Estas manifestaciones del Presidente no gustaron a UGT que creen que la mesa está condicionada por el Ejecutivo.
La reunión formal de la mesa de negociación colectiva inicia su primer encuentro bajo la presión de saber que Aznar ya ha puesto una fecha límite para llegar a un acuerdo. Para Aznar, no se le puede pedir al Gobierno que si no hay un acuerdo no actúe. Le parece bien que los interlocutores sociales hayan pedido tiempo para negociar, por lo que les pide que aprovechen ese tiempo para llegar a conclusiones sobre la negociación colectiva, aunque cree «sinceramente que antes de la presentación de los presupuestos debería estar resuelta la reforma». La negociación colectiva, según Aznar, necesita adaptarse a la realidad económica y empresarial, sobre todo en momentos en los que hay una desaceleración económica en todo el mundo y que «no podemos pensar que no nos va a llegar a afectar».
Desde UGT ya se ha criticado que la mesa de negociación colectiva nace claramente condicionada por la voluntad del Gobierno de legislar. Su secretario de Acción Sindical, Toni Ferrer, aseguró ayer que no se puede decir que es un proceso de diálogo enmarcado desde la autonomía colectiva, desde la voluntad de las partes, sino que es un proceso de reforma que está determinado por la propia posición del Gobierno. Pese a ser el sindicato más crítico con el Ejecutivo, que el 9 de abril no quiso sumarse al acuerdo de las pensiones creando así una brecha en la unidad de acción, Ferrer manifestó que UGT acude a la mesa con voluntad constructiva.