El juez Garzón sostiene que Haika es responsable de la las formas complementarias de la lucha armada, es decir la 'kale borroka'. Además, cumplía la misión de captar nuevos 'terroristas en potencia' como «cantera de ETA». Este apéndice de la banda armada contaba con un núcleo de objetivos fijados parta ejercer su coacción sobre la sociedad extendiendo el clima de violencia, dejando a ETA los políticos, jueces y fuerzas de seguridad del Estado.
En un auto de 61 páginas, Garzón afirma que la decisión de declarar ilegal la organización es inaplazable para evitar que se pueda seguir cometiendo un delito de asociación ilícita. Haika, surgida de la fusión entre la organización española Jarrai y la francesa Gazteriak forma parte integrante, junto con ETA, KAS, Ekin y Xaki de una única y compleja organización terrorista, según el magistrado. El juez explica que la compleja estructura de la banda está encabezada por una vanguardia armada que sería la encargada de cometer los atentados. Por debajo de esta se encontraría la organización Ekin (antes bajo el nombre de KAS) coordinadora que ejercería la codirección subordinada de los frentes institucional, de masas e informativo.
A la vez desde la coordinadora Ekin, se dirige la asociación juvenil Haika que, a través de sus responsables, lleva a cabo las formas complementarias de la lucha armada, es decir, la lucha callejera o 'kale borroka' y los 'grupos Y' de apoyo a ETA, entre otras. Para Garzón, Haika mantiene una relación de dependencia y subordinación a ETA-KAS y posteriormente a ETA-Ekin, cooperando activamente en la obtención de sus fines. «Su actividad responde plenamente al concepto de terrorismo por cuanto que se trata de un grupo estructurado de personas que ejerce la violencia o amenaza de violencia con vistas a la obtención de sus objetivos políticos a través de la coacción, la amenaza y los delitos contra la vida y el patrimonio de las personas», explica en su texto.