El secretario general de UGT, Cándido Méndez, pidió ayer unidad a los dirigentes de UGT para evitar que el acuerdo de pensiones y la dimisión del secretario ejecutivo confederal Pedro Díaz Chavero causen una crisis estructural en UGT, informaron fuentes del sindicato. La dimisión de Díaz Chavero ha sido objeto de las críticas de varios dirigentes del sindicato, mientras desde CC OO, los partidos políticos y el Gobierno se ha adoptado una posición de «respeto» y «distancia» ante la situación de la central sindical.
El secretario general de la Federación de Servicios Públicos (FSP), Julio Lacuerda, aseguró que los dirigentes federales debatieron ayer «el tema Chavero de una manera radical contra él» y afirmó que «rotundamente despreciamos su actitud, ya que no hay una clave interna en esa decisión». El dirigente de la FSP dijo que la actitud de Chavero «no se puede avalar», y añadió que, según su opinión personal, «si tenía algo que decir sobre pensiones y quería un debate sobre eso, con su dimisión lo ha frustrado». Díaz Chavero, representante de UGT en la mesa del diálogo sobre pensiones y favorable a suscribir el pacto que ya ha alcanzado CC OO, el Gobierno y la patronal CEOE, dimitió el martes al considerarse desautorizado por el dirigente de esta central, Cándido Méndez, y acusó a la dirección de actuar «sin rumbo y sin horizonte».
El secretario confederal de Acción Sindical de UGT, Antonio Ferrer, dijo que la dimisión es un «atentado contra el sindicato» y «no supone ninguna crisis, aunque actitudes como ésta pueden ser rentabilizadas por otros». Ferrer, que calificó la actitud de Díaz Chavero de «desleal», declaró que «cuando un compañero renuncia al debate democrático antes de que se tomen decisiones al respecto y no tiene la confianza en que sus posiciones van a ser asumidas por la organización, se descalifica ante los ojos del conjunto de la organización».
Por su parte, el secretario general de la UGT de Catalunya, Josep Maria Alvarez, ha afirmado que Díaz Chavero «ha sido instrumentalizado por el Gobierno del PP, en un intento de crear división dentro de las filas del sindicato». Desde los partidos políticos, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, tildó ayer de «lamentable» la «injerencia política del PSOE en el diálogo social, así como su intento de evitar que fructificara». Rato añadió que «la responsabilidad del PSOE en este tema es muy seria» y que sería «más que conveniente» que no intentara «boicotear con posiciones partidistas el desarrollo del diálogo social».