La Conferencia Episcopal emitió ayer un comunicado en el que rechaza «las acusaciones absolutamente injustas y desproporcionadas vertidas estos días» en su contra por su negativa a suscribir el pacto anti ETA y advierten de que «el escándalo injustificado tiene su precio». Igualmente, admiten «peticiones indirectas» para adherirse al acuerdo, subrayan su condena al terrorismo y recalcan su decisión de no tomar parte en iniciativas que competen a los partidos.
El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal justifica esta nota ante las «gravísimas imputaciones» que ha supuesto su no adhesión al Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo. «Este hecho ha sido interpretado en el sentido de que la Iglesia no está claramente en contra del terrorismo y se ha insinuado también que su posición, supuestamente ambigua o tibia en este punto, debilita la lucha del Estado y de la sociedad contra el problema más grave de nuestra convivencia en paz y libertad».
Reconocen que, «ante la dramática realidad del terrorismo y ante la amenaza inmediata que sufren muchos ciudadanos», no es fácil «explicar y comprender la distinción entre la misión de la Iglesia y la actividad política».
«Sin embargo esto no justifica las acusaciones injustas y desproporcionadas vertidas contra la Conferencia Episcopal». «Quienes proclaman y divulgan tales versiones de los hechos deberían saber que por ese camino no se contribuye a desenmascarar las raíces morales e ideológicas del horrible pecado del terrorismo», dicen los obispos, quienes subrayan que, por contra, «se debilita de modo absurdo la resistencia espiritual y social contra el mismo». «El escándalo injustificado tiene su precio», advierten.