El terrorista serró los barrotes de la celda en la que se encontraba y accedió a un patio interior del centro, pero el ruido alertó tanto a los funcionarios de la prisión como a los agentes de la Ertzaintza encargados de la seguridad, que le interceptaron antes de que lograra su objetivo. Solana Matarranz cumple prisión preventiva en la madrileña prisión de Valdemoro, pero fue trasladado el pasado martes a la de Nanclares de Oca para comparecer en un juicio celebrado en Bilbao, por un delito de insumisión.
Parece que tampoco quería pasar mucho tiempo en la prisión, ya que, en torno a las cuatro de la madrugada trató de fugarse de la misma. El etarra serró los barrotes de su celda, desde la que saltó a un patio interior del centro penitenciario. Para hacerlo utilizó una pequeña sierra que, según dijo, lanzó al tejado del edificio, aunque todavía no ha sido encontrada. Para poder huir, intentó escalar un muro con una espaldera, aunque el ruido alertó a los agentes de la Ertzaintza y a los funcionarios de la prisión, que le detuvieron antes de que lograra fugarse. El etarra no se encontraba en una celda con medidas de seguridad especiales, pero sí en un departamento con mayor vigilancia. En el caso de que hubiera conseguido saltar el muro, Solana Matarranz habría sido detectado por las medidas electrónicas de seguridad de la prisión vitoriana.
En el momento en que fue detenido, Solana Matarranz llevaba una nota con direcciones de personas que podrían ayudarle si hubiera conseguido fugarse. Esto ha hecho pensar a la investigación que contó con ayuda exterior para preparar su huida. En este sentido, se investiga dónde consiguió la sierra, si fue en el juicio celebrado en Bilbao, para lo cual tendría que haber pasado todos los controles de seguridad, o si se la entregó algún funcionario de la prisión.
Además, tenía 50.000 pesetas en metálico, cuya procedencia se desconoce. De la misma forma, tenía dos planos, uno de la ciudad de Vitoria y otro de los alrededores de la prisión de la que intentó escapar.