La Iglesia católica vasca y navarra celebró ayer en Vitoria un acto sin precedentes en favor de la paz que congregó a decenas de miles de personas, en el que pidió a ETA que abandone las armas y a los políticos que dialoguen para buscar una «paz estable». Unas cincuenta mil personas, según los organizadores, secundaron el llamamiento de los obispos de las diócesis del País Vasco y Navarra en favor de la paz con el lema «Entre todos, paz para todos», en el que se leyó un mensaje del Papa en defensa del «valor de la vida».
El lehendakari, Juan José Ibarretxe; el presidente del Parlamento Vasco, Juan María Atutxa; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar; los diputados generales de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya y representantes de todos los partidos políticos, excepto EH, participaron en este acto, a título personal, calificado por los organizadores como el más importante desde la visita de Juan Pablo II. Durante el acto se leyó un mensaje de Su Santidad en el que resaltó que en donde se sigue padeciendo la violencia y el terrorismo «por encima de todo, es necesario levantar, una vez más, la voz a favor del valor de la vida, de la seguridad, de la integridad física, de la libertad».
El acto convocado por las diócesis de Pamplona y Tudela, Vitoria, Bilbao y San Sebastián consistió básicamente en una marcha desde la Basílica de San Prudencio, en Armentia, a una explanada situada a algo más de un kilómetro, donde se efectuó una oración por la paz. En esta, la Iglesia católica pidió a ETA que «deje definitivamente las armas», porque «amamos la vida como don sagrado de Dios y primer derecho del hombre», y recordó a «cuantos han muerto víctimas de la violencia, aquí entre nosotros o lejos de este pueblo».
En la oración propuesta por las diócesis vascas y navarra éstas se reafirman en la «necesidad del diálogo para buscar vías de entendimiento y de paz estable», por lo que «necesitamos y queremos que los representantes políticos dialoguen y busquen juntos el bien de todos».