El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta se quedó ayer reducido a siete consejeros debido a la decisión de la tránsfuga socialista Susana Bermúdez de abandonar su cargo como consejera de Cultura y Patrimonio aludiendo a la crisis interna producida en el Ejecutivo tras la renuncia de cinco consejeros.
Susana Bermúdez, que fue la que permitió el acceso del GIL al Gobierno tras apoyar una moción de censura en agosto de 1999 que derrocó al presidente Jesús Fortes (PP), presentó hoy su renuncia al cargo por «la grave crisis interna que viene padeciendo el Gobierno». Bermúdez explicó que es necesario el final de una etapa «y que otras personas reconduzcan la situación, ya que el interés general del pueblo de Ceuta debe prevalecer ante cualquier ambición personal», justificó en un escrito en el que explica las razones de su dimisión irrevocable.
El padre de Susana Bermúdez señaló a Efe que su hija se encontraba en la península y que su postura era «la única salida» posible al entender que «ella solo cumple con su pueblo, ya que no tiene nada que ver con esta crisis porque es la más perjudicada por todo esto».
La determinación de Susana Bermúdez ha motivado una rápida reacción en los partidos de la oposición, ya que el PSOE ha pedido a la tránsfuga que devuelva el escaño a los socialistas al recordar que Bermúdez ocupó el escaño tras la renuncia de los tres compañeros que le precedían en la lista del PSOE por los malos resultados obtenidos en las elecciones.
Por su parte, el Partido Popular ha anunciado que no piensa mantener conversaciones con la ex militante socialista, al contrario de lo dicho días atrás con el resto de los dimisionarios del GIL, mientras que el Partido Democrático y Social (PDSC) calificó como de «cachondeo» la situación, destacando la ingobernabilidad total de la ciudad.