«Si se hacen explotar las minas en los sectores donde se encuentran los fragmentos de municiones de uranio empobrecido, es probable que se hagan estallar también esos fragmentos y que se respire el polvo provocado», declaró a la BBC el responsable de la misión, Pekka Haavisto. «No se puede excluir la posibilidad de que la salud de ciertas personas haya sido gravemente afectada por este tipo de munición», añadió. Haavisto reconoció su sorpresa ante el descubrimiento de los restos de bombas de uranio empobrecido cerca de los pueblos.
«Puede ocurrir que los niños que jueguen en esos sectores toquen alguno de los pedazos», dijo. «Incluso los adultos recogen recuerdos de la guerra y los guardan en sus habitaciones, y eso es una fuente de radiactividad», agregó. Esta misión de la ONU, que realizó análisis en once de los 112 lugares que fueron bombardeados con bombas de uranio empobrecido por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), reclama el aislamiento de esta zonas. En todo caso, la ONU renunció a realizar conclusiones definitivas antes de completar sus análisis.
José Luis Martos, un legionario de Gijón que falleció en marzo del pasado año víctima de un cáncer, y que prestó servicio en Bosnia, puede ser el noveno español afectado por el denominado 'síndrome de los Balcanes'. La familia de este soldado solicitará a la Oficina del Defensor del Soldado que se investigue su muerte, ya que sospechan que puede estar relacionada con el fallecimiento de otras personas a consecuencia del uso de armamento con uranio empobrecido. Mientras, el ministro de Defensa, Federico Trillo, descarta que los casos denunciados tengan alguna relación con la utilización de este tipo de munición en los Balcanes.