El Sindicato Labrego Galego (SLG) destacó ayer su oposición a que se imponga una tasa para afrontar los costes económicos del problema originado por la aparición de casos de «vacas locas», y entiende que sería grave que quienes tuviesen que pagarlo sean ganaderos y los consumidores. Este sindicato considera «gravísimo» que el Ministerio de Agricultura «intente hacer pagar a los labriegos y consumidores las consecuencias de una decisión política que sólo favorece a las empresas fabricantes de piensos y harinas cárnicas y al cebo industrial».
Según el Sindicato Labrego, es «totalmente inmoral» que el Ministerio pretenda «obligar a las víctimas "consumidores y labriegos" a pagar las consecuencias de una política de la que los gobernantes son responsables». A juicio del SLG, «si alguien tuviese que pagar es quien se enriqueció o se vio favorecido por la política que permitió introducir las harinas animales en nuestros piensos», que según el sindicato son los fabricantes de harinas y los grandes cebaderos industriales.
Los consumidores «bastante han pagado, muchos de ellos incluso con sus vidas» "los que se vean afectados por la enfermedad", mientras los ganaderos también han sufrido pérdidas y muchas explotaciones pueden desaparecer. El sindicato entiende que «es tiempo de sacar lecciones de esta catástrofe», y que el Ministerio no se convierta en «defensor a ultranza» de los fabricantes de piensos y del modelo industrial de producción, ni en «verdugo de las víctimas». La administración debería, concluye el sindicato, «empeñarse a fondo» en poner en marcha una política dirigida a prohibir y controlar a los fabricantes de piensos.
De otra parte, el «mal de las vacas locas» se podría eliminar en 4 ó 5 años si se cumplen las normativas para erradicarlo, según el profesor de Epidemiología y Medicina Preventiva de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria José Bismarck Poveda Guerrero.