En una entrevista que publica el semanario «Der Spiegel» en su edición de esta semana, Arzalluz responde a la pregunta de qué derechos tendrían los españoles en un hipotético País Vasco independiente que «los inmigrantes que no quieran tomar la nacionalidad vasca, serían tratados como hoy, por ejemplo, los alemanes en Mallorca». «Podrían tomar parte en elecciones municipales y convertirse incluso en alcaldes, pero no votar para el parlamento vasco», explica el político.
Arzalluz opina en la entrevista que «Aznar no se preocupa demasiado de que ETA deje de matar». Con respecto a las acusaciones de que el PNV tiene responsabilidad en la nueva ola de asesinatos por su apoyo a los objetivos de ETA, Arzalluz comenta que el presidente español «teme más bien que podamos hacer juntos una política nacional (vasca) cuando ETA abandone las armas definitivamente».
Arzalluz asegura que «la mayoría de los vascos no están de acuerdo con que ETA vuelva a asesinar. Por eso nos esforzamos ahora, ante todo, por acabar con la subcultura de la violencia». «El resultado de nuestro pacto con los políticos cercanos a ETA fue, no lo olvidemos, una tregua de catorce meses, que no ha sido en balde», comenta Arzalluz en relación a las razones por las que no renuncian a la cooperación con el brazo político de la organización terrorista.
El nacionalista asegura que la violencia en el País Vasco tiene su base en un problema político. «Eso no lo quiere comprender el presidente Aznar. Si lo aceptara, entonces podríamos resolver la cuestión vasca. Tendrá que haber una especie de diálogo. Eso no tiene que ver con concesiones a ETA», asegura.