El paro registrado en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo (INEM) subió en septiembre pasado en 13.836 personas, lo que situó el total de desempleados en 1.501.442, el 8'94 por ciento de la población activa, la tasa más baja en ese mes desde 1979. En septiembre se formalizaron 1.214.822 contratos, de los que 107.027 fueron de carácter indefinido, la mayor cifra mensual registrada en septiembre desde que se realiza esta estadística.
Según el Ministerio de Trabajo, el aumento del paro obedece a la finalización de las actividades turísticas de temporada y a la incorporación de nuevos demandantes de empleo sin experiencia laboral. La subida media del paro en septiembre en los 15 años anteriores fue de 36.078 desempleados, y en el mismo mes de 1999 el desempleo tuvo un incremento de 15.519 personas. El descenso del paro en los últimos doce meses alcanzó la cifra de 68.536 personas, lo que equivale a una caída del 4'37 por ciento. Para el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, el aumento del desempleo mereció una consideración positiva porque precisó que fue menor que el año pasado y menos de la mitad que el promedio de los últimos años, opinión compartida por el secretario general de Empleo, Juan Chozas.
El portavoz del PSOE en la comisión de Política Social y Empleo del Congreso, Ramón Jáuregui, denunció el «cinismo» del Gobierno al «ocultar la profunda devaluación» del mercado laboral español y señaló que «está haciendo un triunfalismo injustificado con los datos del paro en este año». A juicio del portavoz de Economía de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados, Gaspar Llamazares, hay una disminución «insuficiente» del desempleo», y las tasas de precariedad laboral son «inaceptables».
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, juzgó «negativa» la evolución del paro en España en el último año, «tres veces menor que el anterior», y destacó que el ritmo de reducción del desempleo ha decaído pese a un mayor crecimiento económico. Para CC OO, el hecho de que tradicionalmente aumenten las cifras del paro a partir de septiembre pone de manifiesto la «incapacidad» del tejido productivo español para mantener la estabilidad en muchas de sus actividades, especialmente en servicios.