El presidente del Gobierno, José María Aznar, destacó ayer la necesidad de construir «una alternativa» al PNV y lograr «un cambio de rumbo» para conseguir la «normalización» del País Vasco, y dejó en manos de los partidos que defienden la Constitución y el Estatuto los «detalles» de esa operación. Tras la aparición en diversos medios de comunicación de una supuesta oferta del Gobierno al PSOE para construir una alternativa al PNV en el Ejecutivo de Vitoria, ayer el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, se declaró dispuesto a estudiar esa propuesta «con la atención que se merece», si es que finalmente se produce.
En esa misma línea se pronunció el secretario general del PSE, Nicolás Redondo-Terreros, quien subrayó que la propuesta no ha sido confirmada por el Gobierno ni por el Partido Popular. En cualquier caso, Bono acusa al partido de Aznar de cínico y advirtió de que el terrorismo «no es susceptible de mercadeo electoral», y añadió que «nuestra lealtad sincera en la lucha contra el terrorismo no debe confundirse con el auxilio a un ministro candidato», en referencia a la posibilidad de que el titular de Interior, Jaime Mayor Oreja, sea el candidato del PP a lehendakari en las próximas elecciones.
El presidente del Gobierno, José María Aznar, no confirmó ni desmintió en Argelia la posibilidad de plantear al PSOE un pacto para alcanzar el Ejecutivo vasco y destacó que «la cuestión es lograr un cambio de rumbo en la vida política vasca y poner en marcha una alternativa respaldada por la mayoría de la sociedad vasca». Desde el Partido Popular en el País Vasco, el diputado general de Alava, Ramón Rabanera, se mostró partidario de ese pacto con los socialistas para ocupar el gobierno de Vitoria tras las próximas elecciones autonómicas, y aseguró que de producirse sería «una buena noticia».