La presidenta del Senado, Esperanza Aguirre, afirmó ayer que, con su propuesta de reforma de la enseñanza de las Humanidades de 1997, se abrió el debate que permite ahora afrontar esta cuestión y consideró que el Gobierno del PP perdió entonces «la batalla política pero ganó la de la opinión pública». «Gracias a que sacamos el problema a la luz y convencimos a la sociedad de la necesidad de la reforma, hoy pocos se atreven a oponerse abiertamente», dijo la entonces ministra de Educación ante los parlamentarios del PP reunidos en la Unión Interparlamentaria Popular que se ha celebrado en La Rioja.
Aguirre destacó que desde su departamento se impulsó hace tres años una intensa campaña de sensibilización «sobre un gravísimo problema que estaba destinado a crecer y a empeorar bajo el pacto de silencio impuesto por quienes lo crearon», en referencia a los anteriores gobiernos socialistas. La presidenta del Senado apostó por un amplio debate tendente a lograr «el máximo consenso posible», si bien advirtió de que la búsqueda de ese acuerdo no implicará que el PP eluda su compromiso de llevar a cabo una reforma, apoyada mayoritariamente por los ciudadanos en las urnas.
También el portavoz del grupo popular en el Congreso, Luis de Grandes, se refirió a la propuesta del PP, y dijo que, con ella, «no se trata de ir contra nadie ni de entrar en polémicas autonomistas», explicó el portavoz del grupo popular. De Grandes, quien rechazó que el Partido Popular trate de monopolizar la idea de la unidad de España, sostuvo que el objetivo es «resaltar lo que nos une por encima de las diferencias». Llamó por ello a la colaboración y a la racionalidad de todos los interlocutores sociales y políticos, tanto en este asunto como en la reforma de la Ley de Extranjería, asunto para el que el PP precisará, dijo, de grandes dosis de «realismo, autoridad moral y pedagogía».