El Índice de Precios de Consumo (IPC) aumentó un 0'4% en abril, con lo que la tasa interanual de inflación subió al 3%, una décima más que en marzo y, además, un punto por encima del objetivo del Gobierno para todo el año. La subida del IPC en abril, superior a la calculada por los expertos, eleva la inflación acumulada en los cuatro primeros meses del año al 1'3 por ciento, siete décimas por debajo del objetivo del Gobierno para el cierre del año 2000.
La inflación subyacente, en cuyo cálculo se excluye la variación de los precios energéticos y de los alimentos frescos por su carácter volátil, aumentó un 0'3% y su tasa interanual subió una décima, hasta el 2'2%.
Los principales responsables del repunte inflacionista fueron los precios del turismo y la hostelería, que subieron un 1%, los alimentos frescos (0'9%), los carburantes y combustibles (0'8%) y los productos energéticos (0'6%). Los carburantes y combustibles han subido un 19'2% en los últimos doce meses y un 7'2% en lo que va de año, mientras que los precios de los productos energéticos han aumentado un 13'9 y un 5'1. El IPC armonizado, calculado con la metodología común a toda la Unión Europea (UE), subió un 0'4% en abril, igual que el IPC nacional, por lo que su tasa interanual permaneció en el 3%.
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, subrayó el impacto negativo de la depreciación del euro frente al dólar en la evolución de los precios, ya que anuló el efecto positivo de la caída del crudo en los mercados internacionales. «Por un lado nos viene bien, ya que exportamos más, pero por otro nos viene cada vez peor, ya que nos está metiendo inflación».
El nuevo secretario de Estado de Economía, José Folgado, anunció que el Gobierno está preparando una serie de medidas para «flexibilizar, liberalizar y aumentar la eficiencia» de la actividad económica y frenar el avance de la inflación.
Además de mencionar la depreciación del euro, Folgado culpó del rebrote inflacionista de abril al aumento de los precios de la hostelería y el turismo como consecuencia del llamado «efecto Semana Santa». Folgado advierte que una aceleración de los precios del turismo «iría en contra del propio sector».