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ETA mata a tiros a un periodista en Guipúzcoa

El asesinato de José Luis López de la Calle se interpreta como un atentado contra la libertad de expresión

José Luis López fue asesinado después de tomar un café en Andoain y comprar los periódicos.

EFE - ANDOAIN
El Comando Donosti de ETA podría ser el autor de los disparos que costaron ayer la vida al colaborador del diario «El Mundo» y uno de los fundadores y miembro del Foro de Ermua, José Luis López de la Calle, quien había sido amenazado en varias ocasiones por los violentos en el lugar donde vivía, la localidad guipuzcoana de Andoain. El periodista fue asesinado a las 9.45 horas a la altura del número 3 de la calle Ondarreta, donde vivía junto a su mujer y a sus dos hijos, cuando regresaba a su casa tras comprar la prensa y tomar un café.

Fuentes de la Ertzaintza informaron de que el periodista, de 62 años, recibió inicialmente dos disparos en el tórax de uno de los terroristas, que posteriormente le remató cuando yacía en el suelo, dándole otros dos tiros en la cabeza "en la sien y en la nuca". En el atentado participaron dos individuos jóvenes, de unos 25 de años de edad, uno de los cuales fue el autor material de los disparos y el otro se dedicó a darle cobertura, al parecer, en las inmediaciones.

Las investigaciones han determinado que el terrorista que efectuó los disparos estuvo en el portal del número 5 de la calle Ondarreta. La Ertzaintza se llevó tres vehículos que había en la zona para inspeccionarlas detenidamente ya que sobre uno cayó uno de los asesinos en su huida y otros dos matriculados en Madrid. «Probablemente los terroristas conocían sus hábitos de los domingos» y sabían que siempre compraba la prensa y tomaba un café, dijeron fuentes de la investigación.

Tras recibir los impactos de bala, López de la Calle quedó tendido en la acera, donde, según precisó el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Jon Imaz, permaneció con vida varios minutos, mientras miembros del Servicio Vasco de Salud, que acudieron rápidamente al lugar, trataban de reanimarle. El cuerpo sin vida del columnista, que colaboraba semanalmente con el periódico «El Mundo» y era miembro de su Consejo de Redacción desde hace seis años, permaneció en el lugar del atentado durante cerca de tres horas, hasta que fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de San Sebastián, donde se le practicó la autopsia.

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