Tras reunirse durante cuatro horas con los dirigentes regionales del PSOE, a los que había convocado en Madrid de manera informal, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, dijo en una comparecencia ante los medios de comunicación que el carácter ordinario o extraordinario del congreso lo decidirá hoy el Comité Federal del PSOE. Pese a que no acudió ayer a la reunión, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ya había expresado públicamente su opinión de que debería convocarse un congreso extraordinario, como establecen los estatutos en caso de dimisión del secretario general. También el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, se sumó ayer a quienes piden que se celebre el congreso «con la máxima urgencia y celeridad», ya que en su opinión en el PSOE «no sobra tiempo ni votos».
La reunión de los secretarios regionales sirvió también para refrendar los apoyos con los que cuenta Manuel Chaves para presidir lo que él mismo denominó «comisión política» que dirija el partido hasta la celebración del congreso. Según Chaves, hay acuerdo de los dirigentes regionales en que esa dirección interina debería ser reducida, plural y con una mínima presencia institucional, y en que entre sus miembros haya caras nuevas y personas de experiencia contrastada.
Dos dirigentes que responden a ese perfil y que figuran entre los posibles miembros de la comisión gestora, el presidente de Balears, Francesc Antich, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, expresaron ayer su apoyo a Chaves y su disposición a colaborar en esta nueva etapa. Otra de las cuestiones sobre las que gira el debate entre los socialistas en los últimos días es el papel que puede desempeñar en este proceso la actual ejecutiva, uno de cuyos miembros aseguraba hoy que los actuales dirigentes federales del partido no estarán en la comisión gestora, aunque si podrían colaborar con ella.
El Comité Federal será el que resuelva hoy definitivamente respecto a la composición de ese órgano de dirección provisional, el momento y el carácter del congreso, así como el equipo que se haga cargo del grupo parlamentario en los próximos meses. Aunque los dirigentes regionales se limitan a pedir que el congreso se celebre lo antes posible y dejan para el Comité Federal la decisión de si debe ser ordinario o extraordinario, lo cierto es que cualquier adelanto sobre las fechas previstas -21 al 23 de juliosupondría, según los estatutos del partido, que el cónclave socialista tuviera carácter extraordinario.
La Ejecutiva socialista propuso esas fechas al día siguiente de las elecciones en cumplimiento de la previsión estatutaria que establece que los congresos ordinarios deben celebrarse entre el tercer y cuarto año a partir del último, en este caso el 23 de junio de 1997. Además, las normas de funcionamiento interno del PSOE señalan que debe transcurrir un mínimo de cuatro meses desde la convocatoria del congreso ordinario hasta la celebración del mismo, lo cual implica que, de convocarse hoy ese congreso, no podría celebrarse antes del citado 21 de julio.