El Gobierno de Chile dio ayer por cerrado el «caso Pinochet» y culpó al ex gobernante militar del deterioro que ha sufrido la imagen exterior del país. El ministro chileno de Exteriores, Juan Gabriel Valdés, Juan Gabriel Valdés, dijo que la Cancillería considera que todo ha terminado, una vez que el senador vitalicio fue puesto en libertad por decisión del ministro del Interior británico, Jack Straw.
Augusto Pinochet es «el principal responsable» de los trastornos que ha ocasionado a Chile y a su imagen exterior la batalla judicial librada en Londres durante 17 meses. «No es el Gobierno de Chile ni los gobiernos extranjeros los que participaron en esto», recalcó en rueda de prensa el jefe de la diplomacia chilena, quien también señaló que no caben en este momento «celebraciones ni actos de triunfalismo».
El presidente electo de Chile, el socialista Ricardo Lagos, dijo ayer, por su parte, que con la puesta en libertad de Pinochet y su regreso al país «desaparece un elemento de conflicto», y subrayó que «ahora hay que mirar hacia adelante». «Ha concluido una etapa de este largo capítulo; en general los chilenos debemos estar contentos de ello», declaró Ricardo Lagos, que el próximo 11 de marzo tomará posesión como presidente de la República en sustitución del democristiano Eduardo Frei.
Lagos afirmó que «la figura del general Pinochet divide a los chilenos, porque unos están muy contentos y otros, tal vez, están muy tristes». «Como presidente de Chile quisiera decir simplemente que debemos estar tranquilos», recalcó.
El presidente del Senado de Chile, Andrés Zaldívar, dijo ayer que Pinochet «puede ser desaforado y sometido a proceso como cualquier chileno» y lamentó que se ponga en duda la capacidad de los tribunales de este país para hacer justicia. «En Chile existe un Poder Judicial y tenemos que tener la confianza de que puede actuar independientemente y sin ninguna limitación; en caso contrario, estaríamos frente a una democracia que no estaría funcionando», dijo el político democristiano.