Los ocho profesionales médicos designados por el juez Baltasar Garzón para analizar los exámenes hechos a Augusto Pinochet en Londres concluyeron que éste «está capacitado y es competente para ser sometido a juicio con capacidad de defensa, entendimiento y comprensión de la acusación de la que es objeto».
En un auto que forma parte de las alegaciones de España a los informes médicos practicados a Pinochet en Londres, Garzón afirma que «la cuestión sobre la salud mental y la capacidad procesal» del ex dictador chileno debe ser resuelta por los tribunales y solicita al ministro británico del Interior, Jack Straw, «que decline la cuestión a favor de la Autoridad Judicial inglesa competente».
«Para garantizar la imparcialidad y evitar que se pueda dar cobertura con base a informes médicos incompletos, ausentes de todo control judicial, a una decisión irreversible de libertad de Augusto Pinochet, la única medida adecuada y procesalmente correcta es la de reconducir la cuestión médica al ámbito estrictamente jurisdiccional», señala el auto.
En caso de que Straw no acate este requerimiento y siga adelante con su intención de permitir el regreso de Pinochet a su país, Garzón solicita «la práctica de un nuevo reconocimiento médico exhaustivo, con participación de los profesionales que designe» él mismo y que incluya «las disciplinas médicas afectadas y se practique durante el tiempo suficiente para hacerlo fiable».
Además, el juez de la Audiencia Nacional reitera al ministerio de Asuntos Exteriores la petición de agotar todos los recursos posibles para hacer efectiva la extradición del procesado a España «ante el hecho evidenciado (...) de que Augusto Pinochet no sufre dolencias significativas de tipo alguno que le impidan someterse a juicio». El magistrado afirma que «en España existen condiciones médico hospitalarias adecuadas e idóneas para atender al procesado de sus dolencias y compatibilizar su cuidado con su participación en la celebración del juicio».
Garzón, una vez que recibió los resultados de los exámenes practicados a Pinochet en Londres, nombró a ocho «profesionales médicos de las ramas de la psiquiatría, neurología, psicología y medicina forense», quienes emitieron cada uno su informe y, posteriormente, elaboraron un dictamen pericial único con las conclusiones que alcanzaron por unanimidad.